
Todos sabemos lo que ha pasado este fin de semana en la previa del partido Atlético de Madrid-Deportivo de la Coruña. Yo no voy a entrar en valorar los hechos porque, según cuentan las informaciones sobre el fallecido, corro el riesgo de acabar diciendo que se le ha hecho un favor a la sociedad con su pérdida y no es plan.
Por eso quiero explicar mi punto de vista sobre la gente que se reparte el 50% de la culpa de que estos actos sucedan (el otro 50% se lo llevan los retrasados mentales que pertenecen a este tipo de grupos) y que nadie se atreve a decir claramente.
LOS CLUBES Y JUGADORES
Estos dos son los que tienen el poder y son los que pueden cortar el grifo a la mínima. Pero no sólo los respaldan con guiños en forma de viajes y entradas sino que además les facilitan locales dentro del estadio para guardar sus mierdas o les dejan usar su sala de prensa para emitir comunicados como sucedió con Riazor Blues hace muy poco en el estadio de Riazor.
Por su parte, es muy fácil ver a jugadores como Raúl, Guti o Yoel portar bufandas de los grupos radicales o entrenadores como Mourinho recibir una placa de los mismos. Una puta vergüenza. El respeto de la grada se gana en el campo, no jaleando a gente de mierda.

En pleno siglo XXI y con DNI digital, resulta chocante que cualquiera pueda acceder a un estadio o comprar una entrada siendo un delincuente en potencia o teniendo antecedentes penales. Es tan fácil como que haya que presentar el carnet, se pase por una máquina en la que salga la foto del susodicho y se encienda una luz roja si está en la base de datos de gente peligrosa. El problema es que no interesa.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Son el altavoz de la gentuza y, por tanto, cómplices de cualquier desgracia que pase. Uno se cansa de ver partidos por televisión y que haya primeros planos de las gradas peligrosas de los estadios enfocando pancartas que van desde "odio eterno al fútbol moderno" a "no al fútbol los lunes" pasando por pancartas tachando el escudo del equipo contrario y poniendo "antimadridista". Les enfocan y, no contentos con ello, les hacen una publicidad gratuita que vale mucha pasta. Cuando estos desgraciados se ponen a cantar cualquier imbecilidad, muchos medios de televisión y radio reproducen sin vergüenza alguna la gilipollez de turno que se canta.

Y así toda la vida hasta que pasa algo gordo. Entonces son los primeros en ponerse la "capa" de la demagogia y decir que "los violentos tienen que estar fuera del fútbol" o "el canal x condena firmemente la violencia". Y no se les cae la cara de vergüenza.
EL RESTO DE PÚBLICO
Que no os engañen. Voy a hablar del caso que conozco de primera mano. Yo vivo en La Coruña y la gente en su gran mayoría jalea a Riazor Blues. Amparados en la antigüedad del grupo y en que son los que más ruido meten en los partidos, justifican de puertas para dentro todo lo que hagan estos miserables. Eso sí, como buenos coruñeses, de puertas para fuera todo son lamentaciones y palabritas bonitas que la gente quiere escuchar. La eterna fachada herculina.
Sí de verdad estuviesen en contra de este grupo, cada vez que se pusiesen a gritar tendrían que llevarse una sonora pitada. En todos los partidos hasta que desaparezcan. 25.000 callan a 4.000 sí o sí. El problema es que no interesa, como decíamos antes.

En este tipo de problemas no se puede quedar bien con todo el mundo. Hay que actuar eliminando el problema de raíz o, de lo contrario, esto empezará a parecerse a Argentina. Y entonces no sólo será peligroso ir al campo a ver a tu equipo sino que vivir cerca de un estadio será un suplicio para más de uno.