
A aquellos que me conozcan seguramente les sorprenderá este artículo, ya que saben perfectamente que soy pro-Mourinho sin discusión. Pero en este serial de 3 artículos quiero dejar claras mis opiniones, tanto positivas como negativas, sobre el polémico entrenador luso.
Como me gusta dejar lo mejor para el final, empezaré hablando de los que, para mí, fueron los principales errores del míster portugués.
1. La crispación
El paso de Mourinho abrió dos bandos en el madridismo que ha desembocado en un conflicto especialmente llamativo en las redes sociales. Quienes le odian olvidan que devolvió al club a una dinámica ganadora y competitiva que fuimos incapaces de lograr en casi 10 años, mientras que los que le defienden se comportan en ocasiones como un gato panza arriba y no ceden ni la más mínima apertura a que quizás el entrenador cometió algunos errores de bulto.

2. Poca confianza en la cantera
Mourinho hizo debutar a 18 canteranos con el primer equipo, pero en la mayoría de las ocasiones lo hizo en minutos de la basura o partidos sentenciados. Tan solo tres llegaron a tener hueco en el primer equipo: Mateos (2010-2011), Nacho (2012-2013) y Morata (2012-2013).

Y es que de manera general, Mourinho siempre prefirió reubicar a un jugador más experimentado en nuevas posiciones que colocar al sustituto canterano natural. Incluso los tres canteranos que subió jugaron fuera de sitio: los dos primeros (siendo centrales) jugaron exclusivamente de laterales, y el último (siendo delantero centro) jugó casi todos sus minutos en banda.
3. Excesos de polivalencia
Enlazado con el punto anterior, Mourinho tenía el hábito de hacer experimentos con sus jugadores para ampliar el abanico de opciones. Y no simples retoques como alternar a Ramos en los puestos de central y lateral o cambiar de banda a Arbeloa, sino reubicar por completo a jugadores.

Como algunos ejemplos tenemos a Coentrao y Kaká jugando de pareja de baile de Alonso, Callejón como falso 9 o Altintop y el mismo Fabio haciendo las veces de lateral derecho. El experimento a veces funcionó, pero en otras dejó regustos amargos, especialmente frente al Barcelona.
4. Poca paciencia y sin perdón
El caso de Casillas fue el más llamativo, pero hubo más: Pedro León se convirtió en habitual en la grada tras sus “discrepancias” tácticas, Pepe pasó de pretoriano a utillero por defender a Casillas con Mourinho sobre la cuerda, Gago iba a empezar la pretemporada con la primera plantilla y tras unas declaraciones a favor del Barcelona acabó cedido en la Roma y Marcelo (problemas físicos aparte) pagó su falta de forma estando por detrás de Coentrao, Arbeloa e incluso Nacho en las rotaciones por el lateral izquierdo.
Todos los casos estuvieron más o menos merecidos, pero el veredicto era el mismo: si te ponían la cruz, no había perdón.

5. Y excesivas libertades a otros
Y es que si algunos acabaron crucificados por Mourinho, a otros se les consintió prácticamente de todo: Coentrao y Carvalho protagonizaron varios episodios de rebeldía y siempre estuvieron respaldados por el portugués.
Pero el caso más llamativo es el de Lassana Diarra. El francés (a quien considero un soberbio futbolista) protagonizó constantes rebeldías y enfrentamientos con el entrenador y se negó en partidos clave a exprimir su polivalencia (supuestamente odiaba jugar de lateral).

Sin embargo Mourinho siempre confió en él. En las dos temporadas que coincidieron siempre se acababa decantando por el francés en partidos vitales, mientras que en su último año, con el jugador deseando marcharse del club, siguió contando con él como si de su más acérrimo seguidor se tratara.
6. Conservadurismo
Y es que en varias ocasiones Mourinho tuvo un partido o eliminatoria en la palma de su mano, y en vez de lanzarse a cogerlo del todo, reculó para asegurar lo obtenido. Siendo justo, en múltiples ocasiones esa actitud le permitió conseguir la victoria, pero hubo varias veces que el empeño en defender rentas le costó caro.
En varias ocasiones contra el Barcelona se adelantó en el marcador y se encerró atrás cuando los azulgrana estaban noqueados, eventualmente perdiendo la ventaja. En la final de Copa contra el Atlético consiguió un gol tempranero y lo defendió como si el reloj estuviera en tiempo de descuento; cuando los colchoneros lograron el empate, no hubo manera de meterles mano.

Pero el colmo se lo lleva la semifinal contra el Bayern: con 2-0 en 15 minutos se echó atrás por las acometidas de los alemanes (que en su defensa, estuvieron cerca de lograr el gol mucho antes de cuando lo hicieron). Al final el empate llegó igualmente y los penaltis dictaminaron sentencia a los blancos. En la duda siempre quedará qué hubiera ocurrido de haberse ido a por el tercer tanto.
7. Aceptación de errores
Quizás uno de los errores que más se le pueden achacar a Mourinho es no saber rectificar. Siempre ha sido un hombre de morir con sus ideales, pero en ocasiones se inmoló innecesariamente.

La prensa española es muy rencorosa y las guarda todas, de modo que cuando eventualmente Mourinho tuvo un mal año, todos sus errores se le echaron en cara simultáneamente. De haber sido un poco más dialogante, quizás ese efecto rebote final no hubiera sido tan grande.
8. Quejas arbitrales
Con la excepción de Schuster, no ha habido en décadas un entrenador en el Real Madrid que haya cargado contra el estamento arbitral como lo hizo Mourinho. En muchas ocasiones tuvo mucha razón, puesto que la tendencia a barrer hacia el Barcelona era un hecho (aunque no una conspiración megalomaniática, como en ocasiones pareció creer) y el nivel del estamento arbitral en España es realmente penoso.
Sin embargo el árbitro español tiene otra cualidad innata: el rencor. Y en su última temporada Mourinho tuvo que lidiar con todo un estamento arbitral que le tenía ganas. No se puede decir que el año en blanco fuera responsabilidad arbitral, ni mucho menos, pero en varios partidos aquí o allá se cometieron errores de bulto, especialmente por parte de colegiados señalados por Mourinho en el pasado.

La mejor representación: el árbitro de los 13 errores contra el Sevilla, Clos Gómez, se la tuvo guardada 3 temporadas hasta que se tomó su revancha en la final de Copa: primera queja de Mourinho en el partido, expulsado, cuando Simeone (y Karanka después) había estado realizando aspavientos todo el encuentro.
9. Infrautilización de recursos
A veces Mourinho dio la impresión de no ser capaz de exprimir todo lo posible las cualidades de sus jugadores. Su férreo sistema del 4-2-3-1 era extraordinariamente eficaz, pero jugadores principalmente técnicos como Marcelo, Ozil o Benzemá quedaban limitados dentro del dibujo.
Quizás de haber concedido alguna libertad extra, estos hombres hubieran podido plasmar mejor su futbol en el campo de juego. También se sacudió a algunos jugadores de encima sin dar muchas oportunidades: largó a Guti con un año de contrato pendiente cuando en su primera temporada un revulsivo de sus características hubiera valido su peso en oro, y Granero tuvo que hacer las maletas con la llegada de Modric sin dar la ocasión a comprobar como hubiera sido la combinación de ambos en el mismo once.

10. Su marcha
Quizás lo que más me dolió fue este último apartado. Como ya he dicho, soy partidario de Mourinho y le considero uno de los mejores entrenadores que hemos tenido en las ultimas décadas, pero su eventual decisión de abandonar la nave me dolió.
Si realmente se marchó por decisión propia (como él ha dicho) y no porque le obligaran, entonces me da la impresión de que personalmente perdió su guerra con el entorno. De haber forzado su estancia un año más, lo más probable es que varios hombres como Casillas, Pepe o Marcelo hubieran decidido hacer las maletas lejos del equipo, de modo que ese ambiente de crispación se hubiera paliado al no estar esos individuos en el mismo vestuario.

Tras tal criba, hubiéramos podido realmente ver cómo se hubiera manejado Mourinho confirmados sus plenos poderes. Ahora no sabemos si su marcha fue por evitar otro año “en guerra” con el mundo, o si realmente no se veía capacitado a sacar más del grupo que tenía.
La calma tras la tempestad
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