
Seguramente si preguntásemos a la mayoría de futbolistas del continente europeo cuál es el partido, de todos los que pueden disputar, en el que les gustaría marcar un gol, estoy convencido de que la gran mayoría nos contestaría que en la final de la Champions. Tiene que ser apoteósico. Peleas todo un año para llegar a ese partido y tienes la fortuna de marcar. Grandes estrellas de ayer y hoy como Raúl, Messi, Zidane, Gerrard, Inzaghi o Cristiano Ronaldo lo han logrado.
Pero a mí me gusta a veces buscarle los tres pies al gato y me he dedicado a encontrar jugadores que han conseguido marcar en una final de Copa de Europa o Champions pero que ese gol (o goles en algunos casos) han sido completamente inútiles de cara al resultado final.
Me he encontrado con auténticas leyendas de antaño como Eusébio, Schiaffino, Simonsen, Luis Aragonés, Mazzola o Puskás que, para más inri, logró un hat-trick en la final de 1962. Los 90 dejaron a Alessandro Del Piero, Jari Litmanen y Mario Basler con sensación agridulce. Mendieta y Hernán Crespo (con un doblete) mordieron el polvo recién inaugurado el siglo XXI. Ya más recientemente, lo lograron Kuyt, Lampard, Rooney o Müller. Pero creo que la sensación más triste se la ha llevado el triplete formado por Campbell, Lúcio y el gran Paolo Maldini ya que, por su posición, ya es muy difícil que logren un gol como para que encima no sirva para nada. Hablando en plata, una putada.
Veremos si esta temporada la lista se amplía o se sigue dando la tónica generalizada de la competición, la de que solo marca un equipo en la final (se ha dado hasta 26 veces sin contar los 4 empates a cero que se han dado).